La corrupción en las fuerzas policiales del mundo es algo difícil de evitar, debido a nuestra naturaleza como seres humanos. Sin embargo, cuando la corrupción se infiltra dentro de la división encargada de combatir el narcotráfico, el problema adquiere otro cariz ya que afecta directamente a la ciudadanía. Es lo que ocurre en la Nueva York de Pride and Glory, del director Gavin O’Connor. En el frío entorno que nos presenta esa ciudad, la corrupción policiaca no sólo afectará al cuerpo de policía, sino que además dividirá una familia y los obligará a elegir entre el deber y la sangre. Una historia con harto potencial, pero que fracasa al irse desdibujando con el paso de los minutos. Seguir leyendo